Gracias a la generosidad de Webb Wiggins, profesor del Oberlin Conservatory, el Peabody Institute, y amigo de la AMAM, tenemos un clavecín que nos permite seguir ampliando el acceso a la formación en música antigua.
El clavecín no es solo un emblema del barroco; es el alma del bajo continuo, la base armónica y expresiva de la música de toda una época. Con este instrumento, podremos sumergirnos de manera más profunda en el estilo, la articulación y la estética del Barroco y el Clasicismo. Además, fortalecerá la realización de conciertos, clases magistrales y talleres especializados, lo que a su vez enriquece la oferta musical en nuestra ciudad y permite que cada vez más personas descubran la belleza de los sonidos de otras épocas en su forma más auténtica.